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miércoles, 19 de febrero de 2014

Ejercitad la mente...

TRANSCRITO DE MI DIARIO. 22 DE JUNIO DE 2012.

Para esta fecha, mi madre ya estaba mucho más tranquila y estable. Escribí lo siguiente:

A CONTAR...

Nadie cuenta los dedos como ella.

Cuando me acerco, coge y palpa con sus manos uno a uno mis dedos. Comienza: "uno... dos... tres... cuatro... ¡cinco! ¡SON CINCO! -exclama asombrada-.





Luego repaso con ella:
- ¿Cinco y cinco?
- Diez.
- ¿Diez y diez?
- Veinte.
- ¿Veinte y veinte?
- Cuarenta.
- ¿Cuarenta y cuarenta?
Duda.
- Sesenta.
- Ochenta.
Corrijo a la vez para que no parezca una corrección. Y este ritual acontece todos los días. Es maravilloso.

Ella tiene voz de miel quebrada, sonrisa plácida y serena; es toda manos, oídos y corazón. El resto del cuerpo no le funciona. Nadie cuenta los dedos como ella. No es una niña pequeña. Es mi madre. Tiene noventa y dos años (tenía noventa y dos años recién cumplido pues los cumple el 21 de junio). Es un ser totalmente indefenso y dependiente ávido de amor y caricias. El Señor me bendijo con su paz.

Nunca pensé que nadie pudiera hacerme tan feliz sólo por contar mis dedos.